
La ballena piloto cuando nace pesa unos 100 kg, algo más de lo que peso yo. Son tan dóciles que, con el mar en calma, las puedes acariciar con sólo alargar la mano por encima de la borda. Un centenar viven de forma permanente en el estrecho que comprime el Atlántico entre Tenerife y La Gomera. Desde la costa sur de Tenerife, dejando a popa los impresionantes alcantilados de los Gigantes, parten diversos barcos que acercan a los turistas a alta mar para su avistamiento. Allí, cuando las ballenas se hartan de nuestra presencia se sumergen en amnea hasta 1000 metros de profundidad y desde las profundidades se evaden del tráfico marítimo y de los turistas curiosos. En el ferry que comunica San Sebastián de la Gomera con Tenerife se pueden avistar algunos ejemplares siempre que el mar y la buena vista acompañen. Nosotros todavía avistamos un par, navegando entre un mar encrespado por el azote de los alisios. En nuestro afán por integrarnos en aquel paisaje creímos ver más, pero aquellas visiones era crestas de olas que jugaban a confundirse con aletas dorsales.
el mar en calma es el más traicionero. A los cinco minutos, ahogado. Ni Robinson Crusoe ni milongas. Como en tierra firme, en ningún sitio.
ResponderEliminarYa sabes, antaño los marineros bebían ron para aguantar tanto mar, ¿te hace un 'gintonic'?
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