Los vientos son hijos del Sol. Fluyen. Sin él no serían más que caóticas sopas de moléculas sin vida. Atraparlos, tejerlos y liberarlos, esa es nuestra misión.

jueves, 9 de abril de 2009

Entre el cielo y el suelo (II)


Son frías y tranquilas las noches de marzo en los pueblos de montaña. En ellos, la quietud de la noche únicamente se ve alborotada por el vuelo de un ave nocturna o el ladrido de un celoso perro guardián. En las afueras, las fachadas de las viviendas se muestran serenas, apenas acariciadas por la luz blanca de una farola, quizá la última de una larga fila que arroja claroscuros sobre el pavimento. A veces, junto a una de las viviendas, se puede encontrar un adusto campanario, abandonado, apenas erguido entre las sombras a la espera de noches más claras. Su tañido ya no acaricia el viento pues fue hace mucho que los hombres lo enmudecieron para siempre. Ahora, sólo apunta al cielo, sin gemido alguno que lo delate.

El paisaje, cuajado de negros, grises y luces, apenas cambiará de aspecto hasta que amanezca. Para que el fotógrafo pueda capturlarlo, es necesario abrir el diafragma y aumentar el tiempo de exposición. La cámara debe permanecer inmóvil, en duelo con el paisaje, atenta a la quietud de la noche. Pero no todo acaba ahí. Más tarde, ya en el laboratorio, habrá que realzar siluetas, añadir negritud a la sombras y claridad las tinieblas. El resultado de este acto de creación será la viva imagen de la soledad, del eterno letargo invernal, un guiño al largo adiós de una noche de marzo en un pueblo de montaña.

2 comentarios:

  1. He abierto y cerrado varias veces la imagen para ver si cambiaba mi apreciación, pero no, es siempre la misma. Parece que has fotografiado una maqueta, y claro como en un efecto dominó nos imagino como a inconscientes intérpretes situados sobre ella a expensas de un guión escrito para cada día. En ocasiones alguno de nosotros percibe a través de un atrofiado sexto sentido, los bastidores de sus días, momento en el que los guionistas, amenazados por nuestro descubrimiento,aprovechan para inyectarnos más recuerdos implantados con los que distraer nuestra atención.

    Sé que mi comentario no tiene mucho que ver con tu escrito, pero es que su lectura me ha conducido (como la electricidad con ciertos materiales) por una extraña mezcla entre el Show de Truman y Blade runner.
    Por si no ha quedado claro, me ha encantado, y tan solo espero más entregas.:-)

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  2. El texto que acompaña a la foto es muy literario, y con ello quiero decir, pura ficción con ciertos tintes de verosimilitud. Del todo, cada uno saca sus conclusiones y así construimos una verdad poliédrica, si puede ser, lo más alejada posible del concepto de realidad o verdad científica. Al menos ese es mi deseo, pues necesito huir del discurso del método científico fuera de mi actividad profesional.

    En cuanto a que la casa fotografiada te parece una maqueta, es curioso que lo comentes: me chiflan las maquetas, pero me aterra no ser capaz de reproducir con ellas lo deseado. De hecho, me divierte fotografiarlas buscando encuadres para obtener imagenes que van más alla de las que la propia maqueta puede ofrecer al ojo humano.

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