
Sin embargo, un poco antes de las 8 de la mañana, cerca del pozo del Pino del Aire, me encontré con un grupo de montañeros veteranos dispuestos a ir mucho más lejos de lo que eran mis intenciones. Me invitaron a acompañarles y sin meditar demasiado me uní a ellos en la marcha. Sus conversaciones me llevaron en volandas por barrancos cuajados de adelfas, entre pinares recientes oradados de sendas angostas sobre un suelo duro y pedregoso. Subimos a alturas de dioses y las bajamos por paredes imposibles guiados por caminos nuevos, sin sombra, que nos condujeron a lugares solitarios, antiguos campos de tiro que se transforman lentamente en un reino de matorral de solana y plantas aromáticas. Vimos a la lechuza huir a nuestro paso y al aguila real aprovechar el aire caliente de la mañana para otear el territorio desde su vuelo perfecto en busca de alimento.

A media mañana regamos de risas y vino de la tierra los chistes picantes con los que combatímos el cansancio. Se cantaron canciones antiguas entre el aroma del café recien hecho y el sabor de las habas y el queso. Unas horas después, repletos de cansancio y buen humor, la marcha acabó donde aquellos 11 montañeros y dos perros, que siempre les acompañan, la habían empezado.

Para Boby, Paterna, Los Patos, Miguel, Vicente, Jose, Mandi, y el resto de amigos que me rescataron de la soledad de una fría mañana de Febrero y me acogieron en el grupo como uno más. También para Trosky y York, dos perros monteros y cariñosos como ningún otro.

Entrañable!Esas cosas no ocurren todos los días, por eso, quizá, sean tan especiales...cuando se presentan ante nosotros no hay que dejarlas pasar..feliz comienzo de semana!
ResponderEliminar!Qué envidia!,si es que a quién madruga...
ResponderEliminarCasualidades: te has fijado en que tu primera foto se parece mucho al paisaje que aparece en el cuadro que colgué de Friedrich...puff!.
Chorrada al canto, no sé por qué, no puedo apartar a tus once montañeros de la melodía Aijó,aijó al monte a...je,je.
Esta semana he repetido con el grupo. Los once "enanitos" me sacaron de nuevo de paseo, aunque yo iba de negro y en la cola del grupo. Con esto de la fotografía tengo una excusa perfecta para hacer el remolón sin que se note mucho :-)
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