Los vientos son hijos del Sol. Fluyen. Sin él no serían más que caóticas sopas de moléculas sin vida. Atraparlos, tejerlos y liberarlos, esa es nuestra misión.

domingo, 7 de febrero de 2010

5200


Cuando este verano estuvimos en el Cal de Girona, visitamos una exposición sobre la ayuda de los diplomáticos españoles a los Judíos durante el Holocausto. Destacaba, entre media docena de tipos honrados y de buen corazón, la historia de Ángel Sanz-Briz, encargado de negocios en la embajada española en Hungría desde 1942. A pesar de los nazis y del régimen español que puso todas las trabas posibles, el solito se las arregló para dar pasaporte español a 5200 Judíos a punto de ser deportados a los campos de exterminio cuando la guerra alcanzaba su fin. Eso los salvó de las cámaras de gas.

Cuando la marea gris se salpica por un instante de color mi corazón se hincha de gozo.


3 comentarios:

  1. Hubo quien arriesgó su vida por salvar la de los demás, la verdad es que vidas como ésas merecen ser resaltadas.
    Me ha gustado mucho esto que has contado.

    Besito

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  2. De vuelta del cine de ver "The road", una película que reflexiona sobre nuestra capacidad de decidir de que lado estamos más allá del ambiente en que nos movemos. ¡Apasionante!. Como muestra, valga el botón de esta entrada.

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